Emergencia radiactiva
La seguridad de millones de personas está en manos de los ingenieros, que trabajan a contrarreloj para evitar que los sistemas de refrigeración de dos reactores nucleares de Fukushima no se vengan abajo y se produzca una explosión similar a la de Chernóbil.
Todo dependerá de lo que ocurra en las próximas horas con la serie de fallos en cadena que sufrieron ayer los reactores nucleares. "No sabemos qué podemos hacer" para solucionar los problemas de refrigeración que sufren los reactores, confirmó el ministro portavoz, Yukio Edano, quien también se encargó de transmitir un mensaje de forma tajante: "Lo que está pasando no tiene nada que ver con Chernóbil".
La mitad de los 600.000 desplazados duerme en tiendas de campaña
La cifra oficial de muertos era a última hora de la noche de 1.596 y la de desaparecidos, 1.085. Pero la Policía de la provincia de Miyagi confirmó que hay más de 10.000 fallecidos sólo en su provincia. Hasta 600.000 personas han sido desplazadas en el país, unas 310.000 de ellas duermen en refugios y tiendas de campaña, y un número indeterminado sigue atrapado bajo los escombros a la espera de ser rescatado, con cada vez menos tiempo para lograr sobrevivir. Los enormes desperfectos en las carreteras del extremo norte siguen dificultando las tareas de rescate.
El Gobierno trata por todos los medios de evitar que cunda el pánico entre la población, consciente de que eso agravaría aún más las cosas, y para eso es importante desactivar del imaginario colectivo la espantosa imagen de Chernóbil. Tan a fondo se está aplicando Tokio en mantener un cierto estado de calma ayer -insistió en que la radiación está bajo control- que la población empieza ya a no creer sus informes y a sospechar que el peligro de fuga nuclear es mucho más elevado de lo que les quieren hacer creer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario